martes, 4 de abril de 2017

Madrid y más de sus bares

Cuando hice la primera entrada de los bares madrileños, algunos de los amigos que tengo por allí me dijeron que me faltaban lugares por visitar y se ofrecieron a enseñármelos. Pues bien, aquí traigo una nueva entrega de lo que viene siendo la ruta gastronómica de las tapas de la capital. En este caso, no todas las tapas que se muestran son gratis, pero siempre son a un precio más que razonable y con una pinta tremenda, ya lo veréis.

Mini hamburguesa
Parrillada de verduras
 - Iniciamos nuestra andadura en Condominium, que está en la calle Conde Duque, 5, entre Malasaña y Plaza España. Las tapas que ponen son espectaculares. Por ahora, probé la ensaladilla trufada, la carne mechada, la parrillada de verduras (que cariñosamente llamamos Perrillada), las hamburguesas, las patatas bravas peruchas... ¡y todo está de escándalo! Se nota que César hace las tapas con cariño y pone atención en cada plato. Tenéis muchos tipos de cerveza para escoger, tanto nacionales como internacionales, carta de vinos, tinto de verano, refrescos.... lo que os apetezca. 

En las fotografías, tenéis varias de las especialidades de la casa, pero en total, probé las hamburguesas, que son pecado mortal, la carne mechada me encantó, las costillas deshuesadas, que descansan sobre un puré de patatas muy sabroso, os váis a chupar los dedos con ellas seguro. La parrillada de verduras con salsa teriyaki me enamoró, las patatas bravas peruchas pican como un demonio pero están de vicio y por último, pero no por ello menos importante, la ensaladilla rusa trufada, a la que le tengo mucho cariño porque es la primera tapa que me sirvieron. Podéis pedir estas y muchas otras cosas en formato tapa o bien en ración. 


Olla gitana
 - No hay nada como visitar lugares en los que se ha escrito la historia, y uno de ellos es la Taberna Antonio Sánchez, o también llamada la Taberna de los 300 años. Se encuentra en el barrio de Lavapiés, en la calle del Mesón de Paredes, 13. Este local conserva su decoración original en el que te encuentras una cabeza de toro al entrar (por si alguno es aprensivo a este tipo de cosas, que en Madrid son muy típicas) y los azulejos de la época. Si nos adentramos, encontramos todo tipo de pinturas y fotografías que representan aquellos años en los que, por ejemplo, Valle-Inclán frecuentaba esta taberna. Debo decir que, de las tapas que pedimos, la que más me sorprendió fue la olla gitana, que es un cocido de garbanzos con verduras, aunque no se identificar cual, pimentón, chorizo y morcilla, entre otras cosas me supongo. No le tengo especial afición a los cocidos ni a los garbanzos, pero debo decir que estaba espectacular. También probamos un delicioso flamenquín y nos obsequiaron con una tapa de patatas con almejas realmente ricas. Intentamos volver a ir el domingo por la tarde, pero estaba cerrada. Visita muy recomendada.


- La siguiente visita fue a Los Caracoles, en La Latina, concretamente en la Plaza Cascorro, 18. Es el lugar perfecto para aquellos a los que les gusten estos pequeños animalillos, aunque la verdad es que me dan mucha grima y nunca he probado ninguno. Pero no fuimos por eso... sino por el chorizo con el que cuecen los caracoles. Cuecen todo junto en una olla de tamaño familiar que está a la vista de cualquiera, y lo que hacen es sacar el chorizo y te lo sirven como tapa también. Creedme cuando os digo que es el mejor chorizo que he probado en mi vida, francamente impresionante, no me lo esperaba para nada. Pedimos media ración para tres personas y casi no damos a basto. 

- Para rematar el sábado, acabamos en El Mercado de la Cebada, al lado del metro de La Latina, en la Plaza de la Cebada, s/n. Es un mercado de lo más habitual, se puede acceder por una puerta lateral que hay casi pegada al metro y bajando unas escaleras que llevan hasta las paradas. Al parecer, todo el
Ceviche
género que no se saca durante la semana, se aprovecha el fin de semana para hacer tapas que acompañan las bebidas o bien venderlas como raciones, es decir, que todo lo que te sirven durante el fin de semana es fresco, fresquísimo. Nos tomamos un vino en Maracuyá y nos pusieron 
de tapa unas olivas riquísimas, eso sí, las tuvimos que pedir. La señora que 
lleva la parada llamada Cuesta, que conoce a uno de mis amigos, nos obsequió con un guacamole riquísimo y nos hizo una parrillada de verduras espectacular. De ahí nos fuimos a Pescados Eduardo, donde nos pedimos un ceviche (no soy amante del pescado, pero mis amigos dijeron que estaba riquísimo) y nos obsequió con lo que llamó un arroz pirata, que llevaba carne y pescado, buenísimo. Estando allí, tomamos también unos tequeños de El rincón del venezolano que estaban de vicio. Vamos, que del mercado salimos casi casi rodando.

- Pero la ruya no acaba ahí, porque el domingo visitamos un lugar que tenía
curiosidad por conocer: el el Cortezo Yatai Market, en la calle del Dr. Cortezo, 10. Por lo que había leído, era una reproducción de una calle de una ciudad asiática con puestos de comida de diversos tipos, y la realidad es esa aproximadamente, lo que el espacio interior es bastante pequeño y no hay demasiado sitio para sentarse y comer. Por lo que pude ver, dispone de una terraza bastante potente que para el verano va a ser ideal. Fuimos a una hora un tanto intempestiva, así que encontramos que muchos de los puestos se estaban preparando para la cena, pero aún así pude probar una de las especialidades de uno de los puestos, llamado Asia Cañí, que consistía en una hoja de cogollo rellena de arroz, salmón y salsa por 1,50€. Estaba riquísimo! Tengo pendiente volver a probar alguna más de las especialidades.


- Dando una vuelta fuimos a parar a un bar llamado El Rincón Guay, en la calle
Tosta vegetal a la plancha
Embajadores, 62 en el que la especialidad de la casa son las tostas. Pedimos unas bravas y una tosta. Las bravas... patatas congeladas de toda la vida con ketchup y allioli de bote (al menos no era mayonesa), sin más, y parecía que habían sido fritas ya más de una vez, que se nota. Y la tosta... pues correcta, sin más, lo que un poco caro en general para lo que te dan de comer. 4,50 euros por una tosta vegetal a la plancha que en su mayoría era huevo, cuando se supone que era de verduras... Eso sí, el servicio rápido y amable.


Por ahora este es mi conocimiento de los bares de la ciudad, prometo seguir con las visitas y ampliando conocimientos gracias a los amigos que tengo allí para poder seguir escribiendo al respecto.